lunes, 22 de febrero de 2010

Cambiar de color

Ayer llendo por la calle me encontré con una escena idílica, una familia acababa de salir de comprar de un supermercado cualquiera, el hijo mayor, de unos 20 años le contaba a su madre las peripecias de un amigo suyo, y ambos reian de vez en cuando. Mientras el padre con el carro de la compra hablaba con la hija menor, de unos 10 o 12 años, justo cuando pasaron por mi lado pude escuchar que el padre le preguntaba que queria que hicieran el domingo a la pequeña.
Mientras se alejaban escuché a la chiquilla decir que queria ir a la playa. Me giré para ver como el padre sonreia de una forma tan tierna que tuve que seguir andando.

¿Porque me detuve a espiar esa intimidar familiar de unos extraños? Por tres razones:

Al verles hablando entre ellos, tranquilamente, sin prisas, sin cambiar apuradamente de tema por temor al aburrimiento, sin gritarse o sin tomarse el pelo algo se removió en mi interior, yo pensaba que ese tipo de escenas solo pasaban en las peliculas. Por un lado tuve que ahogar una sonrisa, me alegró ver que aún hay personas que luchan por la felicidad en su hogar, pero por otro lado tuve que ahogar las lágrimas ¿Porque?
Por el hecho de que me sorprendió, me produjo tristeza no haber conocido esa vida y me alteró saber que en mi casa hacia muchos años que se habia abandonado esa lucha.

Otra de las razones fué al ver a la madre escuchando atentamente lo que su hijo le decia. ¿Porque finjia interes? ¿Porque reia en las ocasiones que debia con tanto impetu que parecia real?
De pronto la razón me golpeó como un rayo. Porque no finjia. Porque era feliz de que su hijo le hablara, le contara su dia a dia, posiblemente su madre sabria el grupo de musica favorito de sus hijos o las peliculas que más les gustaban.

Me descubrí a mi misma tratando de recordar la última vez que habia hablado con mi madre de algo no referente a la limpieza o sin que hubieran sido peleas. Casi no púde recordarlo.

¿La razón numero tres? Sabia perfectamente que a lo mejor llegaban a su casa y el chaval se iba a su habitación sin ayudar a colocar la compra, o que la niña pillaba una rabieta porque queria ver la tele, o a lo mejor el padre pegaba un grito por las dos cosas anteriores.
Pero en el momento en que yo los miré ví amor. Vi felicidad por estar juntos aunque solo fuera para ir a hacer la compra.

Después de ver tanta mierda en el mundo me hubiera gustado que eso fuera lo normal, que los padres quisieran estar con sus hijos y los crios con sus padres, aunque solo fuera por un rato a la semana.
En mi situación era extraño todo eso y por un momento, al ver la sonrisa de los padres por poder disfrutar del sol con sus hijos el mundo dejó de ser tan gris como yo lo veía, por un segundo todo pareció lleno de color.

Así que llegué a casa cargada de vitalidad, dispuesta a ir a contarle mi hallazgo a mi madre.
Cuando llegué a la cocina me víno una idea a la cabeza y le pregunté:

-Oye mama, ¿Cual es mi grupo de musica favorito?

-¡Y yo que sé! Déjate de tonterias y ponte a organizar tu habitación, que estoy harta de verla como una cuadra.

-Vale vale -cedí, mi habitación por las mañanas amanecia horriblemente desordenada- ¿y sabes cual es el grupo de musica favorito de mi hermana?

-Era Elvis ¿no? -preguntó casi indecisa mientras terminaba la comida.

Túve que bajar la cabeza durante un segundo y morderme el labio.

-Si mama, era Elvis, igual que el mio.

Con las mismas me fuí a ordenar mi habitación.
Aquel dia no le conté mi hallazgo, no creo que le importe. Más tarde ella misma me dijo que no queria hablar conmigo, que no sabia de que podriamos hablar las dos.
Envidié a mi hermana, la casada y con dos niñas que se pasaba horas hablando con mi madre.

Así que descubrí que el mundo puede cambiar de color, quizás a través de mi ventana haya dias donde se vea amarillo o rojo o verde, o días en el que el gris de mi casa inunde la ciudad.
Pero habrá dias y supongo que eso es lo importante.

1 comentario:

  1. Las cosas nos parecen de una manera u otra según con qué las comparemos, según desde qué perspectiva las miremos. Lo positivo y lo negativo comparado con lo cotidiano destacan, pero si comparamos algo con su extremo opuesto, claro, la diferencia se nos hace un mundo.
    Todo tiene su contexto, y si observamos algo dentro de él puede que nos resulte más natural, que veamos los comos y los por qués y ya no parezca tan llamativo o tan extraordinario. Incluso lo negativo, lo injusto o indeseable, tiene un origen y un por qué, se basa en cosas que aunque puede que injustas también, al pensar en ellas nos haga entenderlo todo un poco más y pensar "si es que era naural que resultara así". Triste, pero comprensible a fin de cuentas.

    Lo importante es no perder el centro, nuestra perspectiva, y ver cada cosa en su lugar, con su origen y su por qué, y dejarla allí. Donde podamos verla y entenderla pero sin que nos altere más de lo lógico y necesario.
    Como dices lo importante es tener una ventana, que cambie de color todos los días, y que sea el que sea el color que nos muestre, no la cerremos ni tengamos miedo de dejarla abierta.

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